Estas fracturas responden a mecanismos directos en pacientes ancianos y son frecuentes en la práctica de deportes que suponen caídas bruscas y golpes violentos. Una proyección radiográfica de frente es suficiente para el diagnóstico de esta lesión, pero es aconsejable pedir una oblicua transtorácica para ver mejor el grado de desplazamiento y la angulación de los fragmentos. Es ventajoso adoptar la clasificación de Neer, que las ordena por la participación o no de los cuatro principales segmentos óseos: cabeza humeral, troquíter, troquín y diáfisis humeral, con desplazamientos no menores de 1 cm y angulaciones mayores de 45o.